Esta decisión se produjo tras una llamada telefónica que Trump describió como “productiva”. Sin embargo, días después, el propio mandatario canceló el encuentro, argumentando que sería una “pérdida de tiempo” y que no quería una “reunión desperdiciada”, dado que las negociaciones para un alto el fuego no mostraban avances. Paralelamente, la administración Trump ha impulsado una propuesta de “alto al fuego inmediato en Ucrania, basado en las líneas actuales de combate”, la cual ha recibido el respaldo de varios líderes europeos, incluyendo a Francia, Alemania e Italia, quienes la ven como un paso pragmático hacia la paz. En este contexto, Trump recibió en la Casa Blanca al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Durante la reunión, el punto clave fue la solicitud de Kiev para recibir misiles de largo alcance Tomahawk.

No obstante, Trump se mostró reticente a la entrega, afirmando que su país “también los necesita” y expresando su deseo de evitar una escalada, una postura que parece haberse endurecido tras su conversación previa con Putin.