La respuesta de la Casa Blanca y sus aliados ha sido desestimar las protestas, calificándolas de “odio contra América” y de ser una “obstrucción demócrata”.

El propio Trump reaccionó con sarcasmo, pero también difundió una imagen suya con una corona.

En un clima de alta tensión, algunos estados como Texas movilizaron a la Guardia Nacional de forma preventiva. A pesar del carácter pacífico de la mayoría de las concentraciones, la escala de la movilización refleja la profunda polarización política y el creciente rechazo a las políticas del presidente.