Más allá del respaldo ideológico, el interés de Washington radica en consolidar a Argentina como un aliado estratégico en Sudamérica para contrarrestar la influencia de China y asegurar el acceso a recursos críticos como el litio, el uranio y las tierras raras.

A pesar del apoyo, Trump también ha emitido comentarios crudos sobre la economía argentina, afirmando que “están muriendo”, aunque matizó que aprecia los esfuerzos de Milei.

Este movimiento financiero es visto por analistas como una apuesta geopolítica de la Casa Blanca, utilizando su poder económico para asegurar un socio alineado con su agenda de “America First”.