La confirmación de los aranceles fue hecha por el propio Trump a bordo del Air Force One, respaldando las declaraciones previas del senador republicano Lindsey Graham.

Graham había adelantado en la red social X que la Casa Blanca preparaba gravámenes contra Colombia para “atacar donde más le duele: el bolsillo”.

Trump ratificó esta información diciendo: “Leí la declaración del senador Graham y es correcta”.

Aunque no se especificaron los productos que serían afectados ni los porcentajes de los aranceles, la amenaza generó una profunda preocupación en Colombia. Expertos y exministros como José Manuel Restrepo advirtieron que la medida podría ser “devastadora” para sectores clave de la economía colombiana como el café, las flores y las confecciones, poniendo en riesgo cientos de miles de empleos. El exministro Jorge Humberto Botero sugirió que la postura de Petro podría tener un costo económico altísimo, incluyendo una posible devaluación del peso. Esta acción punitiva es vista como una represalia directa a la postura desafiante del presidente colombiano y a la supuesta inacción de su gobierno en la lucha contra el narcotráfico, según la perspectiva de la administración Trump. Se mencionó que Estados Unidos ya aplica una base arancelaria del 10 % a la mayoría de los países latinoamericanos como parte de la guerra comercial del líder republicano.