La falta de acuerdo presupuestario ha dejado a cientos de miles de empleados federales sin salario y ha provocado la suspensión de numerosas actividades gubernamentales.

Museos públicos en Washington D.C.

han cerrado sus puertas, los aeropuertos operan a media marcha y la Reserva Federal se ha quedado sin datos económicos clave para tomar decisiones.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, advirtió sobre el grave impacto económico, afirmando que el cierre "le cuesta a la economía de EE.

UU. unos $USD 15.000 millones al día".

El conflicto político se ha intensificado, con la administración Trump y líderes republicanos como Mike Johnson culpando a los demócratas de la parálisis y de obstruir las negociaciones. Por su parte, los demócratas y los organizadores de las protestas "No Kings" argumentan que el cierre es una táctica de la Casa Blanca y un síntoma de su "deriva autoritaria". En medio de la crisis, el presidente Trump había amenazado con eliminar 10.000 puestos de trabajo, aunque un juez federal bloqueó temporalmente los despidos masivos. La incertidumbre también afecta a miles de solicitantes de visa en el extranjero, como en Colombia, cuyos procesos han quedado frenados. La situación ha dejado a la vista la profunda división política en el país, sin una solución clara en el horizonte.