La medida responde a una nueva normativa estatal que permite a padres y juntas escolares cuestionar y prohibir libros.

Críticos y organizaciones de defensa de la libertad de lectura advierten que la decisión representa un retroceso cultural y educativo. Para la comunidad hispanoamericana, la exclusión de una voz clave de la literatura latinoamericana del currículo escolar también representa una pérdida simbólica que podría afectar la visibilidad de su cultura e identidad.

Además de García Márquez, otros autores afectados incluyen a Stephen King, el más censurado del país, Isabel Allende y Ray Bradbury.