La autorización fue revelada inicialmente por The New York Times y posteriormente confirmada por el propio Trump.
Según los informes, la medida permitiría a la CIA ejecutar acciones letales, ya sea de forma unilateral o como parte de una operación militar más amplia, tanto en Venezuela como en el Caribe. Trump justificó la decisión acusando a los líderes venezolanos de "vaciar sus cárceles" para enviar presos a Estados Unidos y de traficar drogas. Al ser consultado sobre si la autorización incluía "eliminar" a Maduro, el presidente calificó la pregunta de "ridícula". En paralelo, Trump también mencionó que, tras haber controlado el mar, ahora está "pensando ahora en la tierra", sugiriendo la posibilidad de operaciones terrestres. La respuesta de Venezuela fue inmediata y contundente: el gobierno de Maduro denunció la medida ante la ONU y la CELAC, acusando a Washington de planear un golpe de Estado para apropiarse de sus reservas de petróleo. El presidente colombiano, Gustavo Petro, también expresó su preocupación, advirtiendo sobre el riesgo de que "empiece por tierra una actividad violenta de agentes de la CIA". Esta escalada se enmarca en un contexto de máxima tensión, con un amplio despliegue militar estadounidense en el Caribe.












