Trump fue contundente en su advertencia: “Si gana un socialista, nos sentiremos diferentes sobre si hacemos la inversión o no...”.
La ayuda, que incluye un “swap” de divisas y la compra directa de pesos argentinos por parte de la Reserva Federal de Nueva York, fue descrita como un “salvavidas económico” para el gobierno de Milei, que enfrenta turbulencias económicas y una débil posición en el Congreso. Más allá del apoyo ideológico, el interés de Estados Unidos en Argentina responde a objetivos estratégicos.
Washington busca consolidar un aliado clave frente a la creciente influencia de China en la región. Argentina es rica en recursos cruciales como el litio, el uranio y las tierras raras, esenciales para la tecnología y la transición energética. El compromiso de Milei de “sacar a China de Argentina” es un factor clave para la administración Trump, que ve en el país austral una oportunidad para diversificar sus cadenas de suministro y contrarrestar el avance de Pekín en infraestructuras estratégicas en América del Sur.












