La decisión de Trump es una respuesta directa a lo que describió como una “posición extraordinariamente agresiva” de Pekín. El gobierno chino había anunciado previamente nuevos controles a la exportación de “tierras raras”, un grupo de 17 minerales críticos para la fabricación de alta tecnología, desde semiconductores hasta equipos militares. Trump calificó esta acción como “hostil” y acusó a China de intentar “tener al mundo como rehén” con su dominio en el mercado de estos materiales. “A partir del 1 de noviembre de 2025 (o antes, dependiendo de las medidas o cambios que adopte China), Estados Unidos impondrá un arancel del 100% a China”, publicó el mandatario en su red social Truth Social.

Adicionalmente, anunció controles de exportación sobre “todo software crítico” para Pekín.

La reacción en Wall Street fue de pánico, con los índices Dow Jones, S&P 500 y Nasdaq registrando caídas superiores al 3%. Como consecuencia de la escalada, Trump también puso en duda la realización de su próxima reunión con el presidente chino, Xi Jinping, afirmando que “ahora no parece haber razón para hacerlo”. China, por su parte, acusó a Estados Unidos de actuar con “doble moral”.