Durante un encuentro en el Despacho Oval con el presidente argentino, Javier Milei, Trump manifestó su disposición a contactar directamente al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, para mover los partidos.

“Le diría: ‘Movámoslo a otro lugar’.

Y él lo haría”, afirmó el mandatario.

Las declaraciones surgieron tras criticar a la alcaldesa de Boston, Michelle Wu, a quien acusó de perjudicar a la ciudad por su postura política.

Boston es una de las once sedes confirmadas en Estados Unidos para el torneo que se celebrará conjuntamente con México y Canadá. Trump ha insistido repetidamente en señalar supuestos problemas de seguridad en ciudades con administraciones demócratas, una narrativa que ha mantenido a lo largo de su presidencia, a pesar de que estudios independientes indican una reducción en los índices de criminalidad en muchas de estas localidades. Aunque Trump mantiene una buena relación con Infantino, no está claro si el presidente de Estados Unidos tendría la autoridad real para modificar las sedes, ya que la decisión final corresponde a la FIFA.

Las otras ciudades anfitrionas en EE.

UU. incluyen Seattle, San Francisco, Atlanta, Dallas, Houston, Los Ángeles, Kansas City, Miami, Nueva York/Nueva Jersey y Filadelfia.