La oferta, sin embargo, fue rechazada por Washington.

Según el reportaje, altos funcionarios del gobierno venezolano propusieron un “acuerdo de gran alcance” que incluía abrir contratos preferenciales de exploración y producción de petróleo y oro a compañías norteamericanas.

La propuesta también contemplaba revertir las exportaciones de crudo hacia China para redirigirlas a Estados Unidos y reducir significativamente los vínculos energéticos con Rusia e Irán.

Esta oferta se produjo en un momento de máxima tensión, mientras el presidente Trump calificaba públicamente al régimen de Maduro como un “cártel narcoterrorista” y desplegaba buques de guerra en el Caribe. A pesar de la retórica antiimperialista de Maduro, sus asesores buscaban una salida pragmática para evitar una intervención militar y lograr el levantamiento de las sanciones que asfixiaban la economía venezolana. Las conversaciones, lideradas por el entonces enviado especial estadounidense Richard Grenell, avanzaron en temas económicos, pero se estancaron en el principal punto de discordia: la salida de Maduro del poder, una condición que el líder chavista no estaba dispuesto a aceptar. El gobierno de Trump, influenciado por la postura de línea dura de figuras como el senador Marco Rubio, priorizó el cambio de régimen sobre las oportunidades económicas, lo que finalmente llevó al fracaso de la negociación. La revelación expone el pragmatismo del gobierno venezolano, dispuesto a ceder soberanía económica para garantizar su supervivencia política.