El gobernador de Illinois, J. B. Pritzker, y el alcalde de Chicago, Brandon Johnson, ambos demócratas, calificaron el despliegue como una “invasión inconstitucional” y presentaron una demanda para detenerlo. Una jueza federal, April M. Perry, bloqueó temporalmente la movilización de las tropas al considerar que no existían “pruebas creíbles” de un riesgo de “rebelión”.

La confrontación se intensificó cuando Trump, en declaraciones públicas, afirmó que Pritzker y Johnson deberían ser encarcelados por no proteger a los agentes federales y oponerse al despliegue. Este enfrentamiento se enmarca en una estrategia más amplia de la administración Trump de utilizar la fuerza federal en ciudades gobernadas por demócratas, como Portland y Washington D.C., bajo el pretexto de restaurar el orden y aplicar con mano dura las leyes de inmigración.