El presidente Donald Trump condicionó un paquete de ayuda económica de 20.000 millones de dólares para Argentina a la victoria del partido del presidente Javier Milei en las próximas elecciones legislativas. Esta medida representa una inusual y directa intervención en la política interna de un aliado sudamericano. Durante una reunión en la Casa Blanca, el presidente Trump ratificó su respaldo político y económico a su homólogo argentino, Javier Milei, a solo doce días de unos comicios legislativos cruciales para el gobierno de este último. El apoyo se materializó en el anuncio de un rescate financiero que incluye un “swap” (intercambio de divisas) de 20.000 millones de dólares y la compra directa de pesos argentinos por parte del Tesoro de EE.
UU. para estabilizar el mercado cambiario.
Sin embargo, Trump vinculó explícitamente la entrega de esta ayuda a un resultado electoral favorable.
“Si gana un socialista, nos sentiremos diferentes sobre si hacemos la inversión o no”, advirtió el mandatario estadounidense, dejando claro que el desembolso no está garantizado.
Esta medida ha sido descrita como inusual, ya que la administración Trump ha evitado grandes intervenciones en el extranjero. El interés de Washington en Argentina parece tener un trasfondo geopolítico y económico: consolidar un aliado estratégico frente a China en la región y asegurar el acceso a recursos clave como el litio, el uranio y las tierras raras, de los cuales Argentina posee importantes reservas. El propio secretario del Tesoro, Scott Bessent, declaró que el compromiso de Milei de “sacar a China de Argentina” es fundamental para la estrategia de Washington. La intervención también ha generado críticas, pues algunos analistas señalan que podría beneficiar a fondos de cobertura con grandes inversiones en deuda argentina.
En resumenEl respaldo condicionado de Trump a Milei evidencia una estrategia de política exterior pragmática y transaccional. La ayuda económica busca no solo estabilizar la economía argentina, sino también alinear al país con los intereses geopolíticos de EE. UU. en detrimento de la influencia china en Sudamérica.