Pero todo salió tan bien que nadie podía creer que estuviéramos aquí, certificando y terminando todo, y todos estuvieran contentos.
Nunca antes había visto tanta felicidad”.
El acuerdo, calificado como “muy completo”, incluye un cese total de hostilidades, el regreso de los civiles y un plan de reconstrucción humanitaria. La primera fase contempla la liberación de los últimos 20 rehenes israelíes vivos en manos de Hamás y la devolución de 28 cuerpos, a cambio de cerca de 2.000 prisioneros palestinos. A pesar del ambiente de celebración, varios artículos destacan que representantes de Israel y Hamás no estuvieron presentes en la firma, lo que genera dudas sobre su viabilidad a largo plazo. Asuntos clave como la futura gobernanza de Gaza y el desarme de Hamás siguen sin resolverse.
No obstante, Trump proyectó confianza, declarando que la guerra “ha terminado” y presentando el acuerdo como una medida preventiva contra una posible “Tercera Guerra Mundial”.
En un discurso posterior ante la Knéset israelí, proclamó un “amanecer histórico de un nuevo Oriente Próximo” y prometió la participación de Estados Unidos en la reconstrucción de Gaza.












