La respuesta de la administración Trump fue contundente, solicitando a Petro “retractarse públicamente” para poder “retomar un diálogo productivo”.

Lejos de ceder, el mandatario colombiano redobló su postura y exigió a Washington revelar la información sobre las personas fallecidas en los ataques con misiles “para saber si mi información es infundada”. La tensión se agudizó cuando The New York Times publicó un artículo en el que dos funcionarios estadounidenses, bajo condición de anonimato, confirmaron que “había colombianos a bordo de al menos una de las embarcaciones destruidas recientemente por Estados Unidos”.

Ante la escalada, Petro propuso que Catar actúe como mediador para reducir las tensiones.

Este enfrentamiento se enmarca en una relación bilateral ya deteriorada, con la reciente revocación de la visa estadounidense de Petro y la descertificación de Colombia en la lucha antidrogas por parte de Washington.