Tienen que largarse de aquí cuanto antes”. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, defendió la medida asegurando que Chicago es “una zona de guerra”. La tensión escaló cuando Trump pidió el encarcelamiento de Pritzker y Johnson por oponerse al despliegue. Esta estrategia de intervención federal también se intentó en Portland, Oregón, pero una jueza federal bloqueó temporalmente el despliegue al considerar que no existían “pruebas creíbles” de un riesgo de “rebelión” que lo justificara. La jueza Karin Immergut dictaminó que “esta es una nación de derecho constitucional, no de ley marcial”. En un claro desafío al fallo, el gobierno envió tropas de la Guardia Nacional de California a Oregón. Estos despliegues están directamente ligados a la intensificación de operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que han sembrado el terror en comunidades de inmigrantes.