El cierre del gobierno federal de Estados Unidos ha superado su primera semana sin un acuerdo a la vista en el Senado, mientras la Casa Blanca anunció el inicio de despidos masivos de empleados federales. La parálisis administrativa, que entró en su décimo día, ya está generando consecuencias tangibles en servicios clave, afectando a miles de trabajadores y a la ciudadanía en general. El director de la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca, Russell Vought, confirmó que “ya comenzó la reducción de la fuerza (RIF)”, un proceso de despidos que, según el presidente Donald Trump, se concentrará en los trabajadores demócratas y afectará especialmente al Departamento del Tesoro y al Departamento de Salud. La falta de consenso en el Capitolio, donde los proyectos para reabrir el gobierno necesitan 60 votos para avanzar, mantiene a miles de empleados federales sin sueldo. La disputa se centra en la financiación de subsidios del programa sanitario Obamacare, que los demócratas exigen renovar y los republicanos rechazan.
Las consecuencias del cierre se han hecho evidentes en el sector aéreo.
La Administración Federal de Aviación (FAA) advirtió sobre la escasez de personal en torres de control, lo que ha provocado retrasos significativos en aeropuertos clave como O'Hare en Chicago, Nashville y Houston.
Los controladores aéreos, considerados personal esencial, están obligados a trabajar sin recibir su salario, lo que ha incrementado el ausentismo.
Además, un programa de ayuda alimentaria del que dependen siete millones de familias se encuentra en riesgo debido a la falta de financiación.
En resumenEl prolongado cierre del gobierno, causado por un estancamiento partidista en el Senado, ha llevado a la administración Trump a iniciar despidos masivos de funcionarios federales. La parálisis presupuestaria está afectando gravemente servicios esenciales, como el control aéreo, y amenaza programas de asistencia social, evidenciando el profundo impacto de la crisis política en la vida cotidiana de los estadounidenses.