Las consecuencias del cierre se han hecho evidentes en el sector aéreo.

La Administración Federal de Aviación (FAA) advirtió sobre la escasez de personal en torres de control, lo que ha provocado retrasos significativos en aeropuertos clave como O'Hare en Chicago, Nashville y Houston.

Los controladores aéreos, considerados personal esencial, están obligados a trabajar sin recibir su salario, lo que ha incrementado el ausentismo.

Además, un programa de ayuda alimentaria del que dependen siete millones de familias se encuentra en riesgo debido a la falta de financiación.