La administración Trump anunció la imposición de aranceles del 100% a todos los productos chinos a partir del 1 de noviembre, una drástica escalada en la guerra comercial que provocó el desplome de los mercados bursátiles. La medida es una represalia directa a los planes de Pekín de controlar la exportación de "tierras raras", minerales estratégicos para la industria global. El presidente Donald Trump justificó la decisión como una respuesta a la postura comercial “extremadamente hostil” de China, que, según él, planea imponer “controles masivos de exportación” que afectarían a todos los países. En un mensaje en su red Truth Social, Trump calificó la acción china como “una decisión hostil y sorprendente” y declaró que “China no puede ser autorizada a tener al mundo como rehén”.
Además de los aranceles, que se suman a los ya existentes, el mandatario anunció que aplicará controles de exportación sobre “todo software crítico” para Pekín. La reacción de los mercados fue inmediata y severa, con los principales índices de Wall Street —Dow Jones, S&P 500 y Nasdaq— registrando caídas superiores al 3%.
Esta medida representa el mayor enfrentamiento entre ambas potencias desde que acordaron una tregua para negociar una reducción de gravámenes. La tensión también tuvo consecuencias diplomáticas directas: Trump canceló el encuentro que tenía previsto con el presidente chino Xi Jinping a finales de octubre en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Corea del Sur, afirmando que “ahora no parece haber razón para hacerlo”.
En resumenLa imposición de aranceles del 100% a China por parte de Trump, en respuesta al control de exportación de tierras raras por parte de Pekín, marca una severa escalada en la guerra comercial. La medida ha desatado una fuerte volatilidad en los mercados financieros y ha provocado la cancelación de un encuentro clave entre los líderes de ambas naciones, profundizando la incertidumbre económica global.