El acuerdo, alcanzado tras intensas negociaciones en Egipto, representa una significativa victoria diplomática para Trump, quien lo calificó como un hecho “histórico y sin precedentes”.
La primera fase del plan incluye la liberación de todos los rehenes israelíes, algunos de los cuales podrían ser liberados en cuestión de días, a cambio de prisioneros palestinos. Además, establece el repliegue de las fuerzas israelíes a una línea previamente acordada y la apertura de un proceso para la normalización del territorio. Para supervisar el cumplimiento, las primeras tropas estadounidenses comenzaron a llegar a Israel para integrarse a una fuerza internacional junto a Qatar, Egipto y Turquía. En lo que sus asesores han denominado una “gira de la victoria”, Trump planea viajar a Egipto e Israel para consolidar el pacto. Sin embargo, analistas internacionales advierten que el plan enfrenta obstáculos considerables, como la ausencia de detalles sobre su implementación y el rechazo de sectores palestinos.
Un analista del International Crisis Group señaló que hablar del desarme de Hamás y una nueva autoridad en Gaza “requiere una arquitectura política y militar extremadamente compleja” que no ha sido explicada. A pesar de las dudas, la Casa Blanca insiste en que la iniciativa marca un punto de inflexión.
“Esto no es solo un alto el fuego. Es el principio del fin de décadas de violencia”, declaró Trump.












