La Casa Blanca exigió una retractación pública, calificando la afirmación de “infundada y reprochable”, pero la denuncia fue posteriormente respaldada por un informe del New York Times. El incidente se enmarca en la amplia operación militar estadounidense en el Caribe, justificada por la administración Trump como una lucha contra el narcotráfico proveniente de Venezuela. El presidente Petro declaró en su cuenta de X que “indicios muestran que la última lancha bombardeada era colombiana con ciudadanos colombianos en su interior” y que Estados Unidos había abierto un “nuevo escenario de guerra: el Caribe”. La respuesta de la Casa Blanca fue inmediata, solicitando a Petro que “se retracte públicamente de su infundada y reprochable declaración”. Lejos de hacerlo, Petro desafió al gobierno estadounidense a revelar los nombres y nacionalidades de las víctimas “para saber si mi información es infundada”. Días después, el periódico The New York Times publicó un artículo citando a dos funcionarios estadounidenses anónimos que confirmaron la presencia de colombianos a bordo de al menos una de las embarcaciones destruidas. Este choque diplomático se suma a una serie de tensiones recientes entre ambas administraciones, como la revocación de la visa de Petro por parte de Estados Unidos después de que el mandatario colombiano instara a los soldados estadounidenses a desobedecer órdenes relacionadas con la ofensiva de Israel en Gaza.