El documento, iniciado por su predecesor, el Papa Francisco, hace un llamado a la comunidad internacional para ayudar a los migrantes y a los más pobres, denunciando un modelo económico global que genera exclusión. En el texto de 104 páginas, el pontífice estadounidense retoma la visión de Francisco, afirmando que “en cada migrante rechazado, es Cristo mismo quien llama a la puerta de la comunidad”. La exhortación critica las teorías económicas que justifican la inequidad y advierte sobre “la ilusión de felicidad derivada de una vida cómoda” que conduce a la indiferencia. Aunque el documento no nombra directamente a Trump, sus críticas se alinean con la postura del Vaticano frente a las políticas de exclusión. El Papa reitera las palabras que Francisco pronunció en 2016, cuando calificó de “no cristiano” el plan de construir un muro en la frontera con México, escribiendo: “Donde el mundo ve amenazas, la Iglesia ve niños; donde se construyen muros, ella construye puentes”. La Casa Blanca respondió a las alusiones indirectas del texto recordando que Trump fue elegido con el compromiso de “deportar a inmigrantes ilegales criminales”. El documento consolida el debut del Papa León XIV con un mensaje que reafirma la línea pastoral de justicia social de su antecesor, en un claro contrapunto a las políticas migratorias de la administración Trump.