No es la primera vez que Trump intenta ilegalizar al grupo.
Los observadores señalan que esta designación podría ser utilizada para calificar como terroristas otras formas de protesta, como las movilizaciones universitarias contra la guerra en Gaza o las manifestaciones de inmigrantes. La medida se enmarca en lo que un artículo describe como una “lógica de fascistización progresiva” del segundo mandato de Trump, que busca establecer el “delito de opinión” y reprimir a cualquier persona que exprese una opinión de tinte progresista. La declaración ha causado alarma entre defensores de las libertades civiles, quienes temen que abra la puerta a una ofensiva generalizada contra cualquier forma de disidencia política en el país.










