Según The New York Times, Trump comunicó la orden durante una reunión con líderes militares, frustrado por la negativa de Maduro a renunciar al poder. Esta ruptura diplomática coincide con la intensificación de las operaciones militares de EE.

UU. en el Caribe, justificadas como una lucha contra el narcotráfico. El gobierno venezolano, que rompió relaciones con Washington en 2019, ha minimizado la decisión. El presidente Maduro la calificó como “un gesto político sin impacto real”, asegurando que su país “no depende del beneplácito de Washington” y que continuará el diálogo con otras naciones. Sin embargo, analistas advierten que el cierre total de canales diplomáticos podría limitar las oportunidades de negociación sobre temas clave como el levantamiento de sanciones. La medida es interpretada por algunos sectores demócratas y expertos como un paso hacia un “cambio de régimen” y una posible escalada militar, lo que ha generado preocupación por el riesgo de un conflicto de mayor escala en la región.