Tras meses de confrontación, una conversación telefónica marcó el primer paso hacia la posible eliminación de aranceles punitivos impuestos por Washington a productos brasileños. Durante la llamada, descrita por la presidencia brasileña como de "tono amistoso", Lula solicitó a Trump la eliminación de los aranceles y de las medidas restrictivas impuestas contra funcionarios de Brasil. Estas sanciones incluyen un gravamen del 50 % sobre una parte importante de las exportaciones brasileñas, aplicado desde agosto en represalia por lo que la administración Trump consideró una "caza de brujas" contra el expresidente Jair Bolsonaro, un aliado político de Trump. Además, Estados Unidos había impuesto sanciones consulares y financieras a altos funcionarios brasileños, como el juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes. El ministro de Finanzas de Brasil, Fernando Haddad, calificó la conversación como "positiva" desde el punto de vista económico. Este primer contacto directo entre ambos mandatarios desde el regreso de Trump a la Casa Blanca sugiere un posible cambio en la dinámica bilateral. Según la presidencia brasileña, los líderes intercambiaron números de teléfono para establecer una "vía de comunicación directa" y acordaron reunirse personalmente "en breve", posiblemente al margen de la cumbre de la ASEAN en Malasia. Este diálogo abre la puerta a una normalización de las relaciones comerciales, que se habían visto afectadas por la crisis diplomática y la imposición de aranceles por parte de la administración Trump.