Como respuesta, la canciller colombiana y otros ministros renunciaron a sus visas en un acto de solidaridad. Petro ha respondido enérgicamente, acusando a Estados Unidos de no respetar el derecho internacional y de usar las visas como un "arma diplomática". Además, el mandatario colombiano ha sido un crítico vehemente de las operaciones militares de EE. UU. en el Caribe, calificando los ataques a presuntas 'narcolanchas' como "asesinatos" de "jóvenes caribeños pobres" y no de narcoterroristas. En respuesta a las críticas de EE. UU. en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre su política de paz, Petro exigió a Washington "no entrometerse en la política interna de Colombia". Por su parte, Estados Unidos ha cuestionado el compromiso de Colombia en la lucha antidrogas, llegando a "descertificar" al país, y ha expresado preocupación por una "retórica incendiaria" que, según el embajador ante la ONU, Mike Waltz, podría afectar el apoyo a la Misión de Verificación de la paz.