En una de sus acciones más recientes, Trump anunció un arancel del 25 % a todos los camiones medianos y pesados importados a partir del 1 de noviembre.
Esta medida impacta directamente a México, que es el principal proveedor de estos vehículos a Estados Unidos, representando el 80 % de las importaciones en esta categoría. El gobierno mexicano ha expresado su oposición, argumentando que el 50 % del contenido de dichos camiones es de origen estadounidense y deberían estar exentos bajo el acuerdo comercial T-MEC (USMCA). La Cámara de Comercio de Estados Unidos también advirtió que el arancel afectará a países aliados como Canadá, Japón y Alemania.
Las relaciones comerciales con Canadá también se han visto afectadas.
Durante una reunión en la Casa Blanca con el primer ministro canadiense, Mark Carney, Trump calificó su relación comercial como un "conflicto natural" y, aunque se mostró dispuesto a negociar, no ofreció concesiones en materia arancelaria sobre productos como el acero y los automóviles. El mandatario estadounidense incluso no descartó la posibilidad de un acuerdo bilateral que reemplace al T-MEC. Esta política de "tarifas recíprocas" busca reducir la dependencia de las importaciones y fortalecer la producción nacional bajo el lema "Made in America", pero ha generado incertidumbre en las cadenas de suministro y podría encarecer los costos logísticos en la región.












