En paralelo, ha desplegado una considerable fuerza militar en el Caribe, que incluye destructores, un submarino nuclear y aviones de combate F-35. En el marco de esta operación, se han realizado al menos cinco ataques letales contra embarcaciones sospechosas de transportar drogas, resultando en la muerte de al menos 21 personas. Para justificar legalmente estas acciones en aguas internacionales, Trump envió un memorando confidencial al Congreso declarando que Estados Unidos se encuentra en un "conflicto armado no internacional" con los carteles de la droga, a quienes califica de "combatientes ilegales".

El presidente ha sido explícito sobre su estrategia, afirmando que tras el éxito de los ataques marítimos, "ahora tendremos que empezar a buscar por tierra". El gobierno de Maduro ha denunciado estas acciones como "acoso militar" y una "provocación", reportando la incursión de aviones de combate estadounidenses cerca de sus costas y activando ejercicios de defensa. Además, Caracas alertó a Washington sobre un presunto plan para atacar con explosivos la embajada estadounidense, lo cual califica como una "operación de falsa bandera" para justificar una agresión.

Analistas como Evan Ellis, del Colegio de Guerra del Ejército de EE. UU., estiman que la probabilidad de una acción militar directa contra Venezuela es del 50 %, afirmando que "al presidente Trump se le acabó la paciencia con Maduro".