Esta ofensiva arancelaria no se limitó a los vehículos.

Trump también anunció aranceles del 100 % sobre productos farmacéuticos de marca o patentados, a menos que las empresas fabricantes construyan sus plantas en territorio estadounidense. Adicionalmente, se impusieron tasas del 50 % a gabinetes de cocina y tocadores de baño, y del 30 % a muebles tapizados.

Estas medidas se suman a los aranceles masivos por origen de importación y por productos como automóviles, acero y aluminio, implementados desde su regreso a la Casa Blanca.

La política comercial generó reacciones a nivel internacional.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, sostuvo una conversación telefónica con Trump en la que le solicitó la eliminación de aranceles punitivos sobre productos brasileños, incluyendo un gravamen adicional del 40 %. Según la presidencia brasileña, la conversación se desarrolló en un “tono amistoso” y ambos mandatarios acordaron establecer una vía de comunicación directa. Sin embargo, la legalidad de las tasas aduaneras por países, a diferencia de las sectoriales, es incierta y se espera un pronunciamiento de la Corte Suprema estadounidense al respecto.