Desde el Despacho Oval, Trump declaró: “Si creemos que alguna ciudad puede ser siquiera un poco peligrosa para el Mundial (…) no lo permitiremos. Moveremos un poco las cosas”.

El mandatario apuntó específicamente a Seattle y San Francisco, ciudades que, en su opinión, “están gobernadas por lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que se hacen”. La amenaza también se extendió a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028. La Copa del Mundo 2026, coorganizada por Estados Unidos, México y Canadá, tiene programados partidos en once ciudades estadounidenses, la mayoría de ellas con administraciones demócratas, como Los Ángeles, Nueva York, Atlanta y Filadelfia.

El Lumen Field de Seattle y el Levi's Stadium en el área de San Francisco tienen previsto acoger seis partidos cada uno. Esta advertencia se suma a otras medidas de presión de la administración Trump contra los estados demócratas, como el congelamiento de fondos federales para proyectos de infraestructura y energía verde, y el despliegue de la Guardia Nacional en ciudades como Chicago y Portland, a las que ha calificado como “zonas de guerra”. La FIFA, por su parte, recordó que solo la organización tiene la potestad de definir las sedes del torneo, lo que sugiere un posible enfrentamiento institucional si la Casa Blanca intentara llevar a cabo su amenaza.