El presidente Donald Trump y su secretario de Guerra, Pete Hegseth, han delineado una nueva y controvertida visión para las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, centrada en erradicar las políticas de inclusión y lo que denominan la "basura ideológica woke". Durante una inusual reunión con cientos de generales y almirantes, ambos líderes enfatizaron la necesidad de restaurar un "espíritu guerrero" y un "estándar masculino" en el combate. Hegseth presentó un paquete de 10 directivas que marcan un cambio drástico en la cultura militar. Entre ellas, se incluye la eliminación de todas las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), la prohibición de barbas y cabello largo, y la implementación de estándares físicos basados exclusivamente en la "capacidad masculina". El secretario de Guerra fue particularmente crítico con el estado físico de las tropas, afirmando que es "completamente inaceptable" ver a "generales y almirantes gordos", y ordenó exámenes físicos dos veces al año para todo el personal, sin importar el rango.
"La era del liderazgo políticamente correcto y excesivamente sensible termina ahora mismo", sentenció Hegseth.
Por su parte, el presidente Trump reforzó este mensaje al hablar de una "invasión desde dentro", refiriéndose a la situación en ciudades gobernadas por demócratas. En su discurso, justificó el despliegue de tropas a nivel nacional y llegó a proponer el uso de estas ciudades como "campo de entrenamiento" para los militares.
"Vamos a poner en orden una por una", advirtió Trump, declarando que la situación en estas urbes es "también una guerra, una guerra interna".
Esta retórica ha generado preocupación por la politización de las fuerzas armadas y el enfoque en amenazas internas por encima de las externas.
En resumenLa administración Trump ha impulsado una reforma cultural en el ejército, eliminando políticas de diversidad y endureciendo los estándares físicos para restaurar un enfoque de combate tradicional. Este cambio se acompaña de un discurso presidencial que enmarca los problemas urbanos internos como una "guerra" que requiere intervención militar, generando controversia sobre el rol de las fuerzas armadas.