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Las nuevas reglas buscan poner fin al “liderazgo políticamente correcto” y restaurar lo que describió como el “más alto estándar masculino” en el combate, el entrenamiento y la apariencia personal.
Durante una inusual reunión con cientos de generales y almirantes, Hegseth presentó un plan que marca un giro radical respecto a las políticas de inclusión de años anteriores. Criticó duramente la presencia de “generales y almirantes gordos”, afirmando que “se ven mal dirigiendo comandos alrededor del mundo” y ordenó que todos los miembros, sin importar el rango, se sometan a exámenes físicos dos veces al año.
Las nuevas directivas también prohíben las “barbas, el cabello largo y las expresiones superficiales e individuales”.
Hegseth declaró el fin de las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), así como de la consideración del cambio climático en la doctrina militar, calificándolas de “basura ideológica” y “delirios de género”.
En sus palabras, “la era del liderazgo políticamente correcto y excesivamente sensible termina ahora mismo”.
El presidente Trump respaldó esta visión, coincidiendo en la necesidad de un ejército “fiero” y sin lo que consideran distracciones ideológicas. La medida ha generado reacciones entre veteranas del ejército, quienes señalaron que los estándares militares siempre han sido exigentes sin distinción de género, y que ellas nunca pidieron un “trato especial”.












