UU. “no apuntar contra la humanidad sus fusiles” y a “desobedecer la orden de Trump”.

En respuesta, el gobierno estadounidense calificó sus acciones como “imprudentes e incendiarias” y procedió a cancelar su visado.

La reacción de Petro fue contundente: “Llegué a Bogotá y me encuentro que ya no tengo visa a EE.

UU.

No me importa”, declaró, argumentando que posee ciudadanía europea y puede ingresar con una autorización ESTA.

Además, acusó a Washington de romper “todas las normas de inmunidad” que protegen a los jefes de Estado en la ONU y sugirió que la sede del organismo debería trasladarse a un país neutral. La crisis se profundizó cuando otros altos funcionarios colombianos, como la canciller Rosa Villavicencio y el ministro de Hacienda Germán Ávila, renunciaron a sus propias visas en un gesto de solidaridad.

A su vez, se conoció que EE.

UU. también canceló las visas del ministro de Minas, Edwin Palma, y la directora del Dapre, Angie Rodríguez, quienes acompañaron a Petro en Nueva York.