La medida ha sido interpretada como una acción intimidatoria y una respuesta política a las críticas del cantante hacia la administración.
Corey Lewandowski, asesor del Departamento de Seguridad Nacional, confirmó la presencia de ICE en el evento, declarando enfáticamente: “No hay ningún lugar donde se pueda brindar refugio a quienes se encuentran en este país ilegalmente.
Ni el Super Bowl ni ningún otro lugar”.
Además, Lewandowski expresó el descontento del gobierno con la elección del artista, calificando como "una vergüenza que hayan decidido elegir a alguien que parece odiar tanto a Estados Unidos".
Esta decisión se enmarca en un contexto de tensión, ya que Bad Bunny había manifestado previamente que evitó realizar giras en Estados Unidos para no exponer a sus seguidores a posibles redadas migratorias, dada su postura crítica hacia las políticas de Trump.
El anuncio ha generado una fuerte polémica y ha sido condenado por diversas figuras, entre ellas el presidente colombiano Gustavo Petro, quien lo calificó como "censura a Bad Bunny".
La medida es vista como una clara politización de un evento cultural y deportivo masivo, utilizando las agencias de control migratorio para enviar un mensaje a figuras públicas que se oponen a las políticas de la administración.












