La medida fue justificada por Washington como una respuesta a las "acciones imprudentes e incendiarias" del mandatario colombiano durante una manifestación en Nueva York. El detonante de la revocación fue la participación del presidente Petro en una protesta pro-palestina en Nueva York, al margen de la Asamblea General de la ONU. Durante el acto, Petro instó a los soldados estadounidenses a desobedecer las órdenes del presidente Trump en relación con el conflicto en Gaza, declarando: “Desobedezcan la orden de Trump; obedezcan la orden de la humanidad”. El Departamento de Estado de EE. UU. reaccionó de inmediato, anunciando la cancelación del visado. La crisis escaló rápidamente, con la revocación de visas a otros altos funcionarios colombianos que acompañaron a Petro, como el ministro de Minas, Edwin Palma, y la directora del Dapre, Angie Rodríguez. En un gesto de solidaridad, otros miembros del gabinete, incluida la canciller Rosa Villavicencio y el ministro de Hacienda Germán Ávila, anunciaron su renuncia voluntaria a sus visas.

Petro, por su parte, minimizó la medida, afirmando que no le importaba y que podía ingresar a EE.

UU. con su pasaporte europeo y el permiso ESTA.

Además, acusó a Washington de violar las normas de inmunidad diplomática de la ONU, argumentando que “hay total inmunidad para los presidentes que asisten a la Asamblea”. Este episodio se enmarca en un contexto de relaciones ya tensas, exacerbadas por la descertificación de Colombia en la lucha antidrogas y las constantes críticas de Petro a la política exterior estadounidense.