Sus tácticas han sido objeto de debate, ya que algunos de sus miembros están dispuestos a usar la confrontación directa y la violencia, lo que sus defensores califican como “autodefensa”. Expertos legales y defensores de los derechos civiles advierten que la designación podría ser inconstitucional, violando la Primera Enmienda que protege la libertad de expresión y asociación. El FBI ha señalado previamente que Antifa es más una ideología que una organización, lo que complica su catalogación legal como grupo terrorista. Los críticos temen que la medida pueda ser utilizada para perseguir a opositores políticos bajo una etiqueta amplia y ambigua.