Su intervención reflejó una profundización de su política de "América Primero". Trump inició su discurso calificando a la ONU de ineficaz, afirmando que solo emite “palabras vacías” y que no le ofreció ayuda para, según él, detener siete guerras en siete meses. Acusó directamente a la organización de financiar la inmigración ilegal hacia Estados Unidos, sosteniendo que esta “debe detener las invasiones, no crearlas ni financiarlas”.
En cuanto al conflicto en Gaza, rechazó el reconocimiento unilateral de un Estado palestino, al que consideró una “recompensa para los terroristas de Hamás”.
Sobre Ucrania, aseguró que la guerra no habría ocurrido bajo su mandato y amenazó a Rusia con aranceles si no busca un acuerdo, al tiempo que criticó a China e India por comprar petróleo ruso. Su discurso también incluyó un fuerte ataque a las energías renovables, que describió como “la mayor estafa perpetrada nunca”, defendiendo en su lugar los combustibles fósiles.
Además, lanzó una advertencia directa a los narcotraficantes venezolanos, prometiendo usar la fuerza militar para “hacerlos saltar por los aires”. La intervención, que comenzó con una queja por fallas técnicas en una escalera mecánica y el teleprompter, fue recibida con críticas por parte de otros líderes mundiales, quienes la consideraron retórica y sin propuestas claras.












