La decisión generó una profunda división en Colombia.

El expresidente Iván Duque calificó la conducta de Petro como “irracional”, mientras que líderes gremiales advirtieron sobre los “costos inmensos” para el país.

En contraste, el ministro del Interior, Armando Benedetti, defendió al presidente, sugiriendo que a quien se le debería revocar la visa es al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.

En Estados Unidos, congresistas republicanos como María Elvira Salazar respaldaron la decisión, calificando las acciones de Petro como una “vergüenza internacional”. Este incidente se suma a tensiones previas, como la descertificación de Colombia en la lucha antidrogas, y marca la segunda vez que a un presidente colombiano en ejercicio se le retira el visado, siendo el primero Ernesto Samper en la década de los noventa.