Esta es considerada la política comercial más severa del mandatario desde la imposición de aranceles recíprocos en abril.

El objetivo principal es reducir el déficit comercial de Estados Unidos y reconstruir su base manufacturera. Sin embargo, expertos y analistas económicos advierten que estas medidas podrían traducirse en un aumento de precios para los consumidores, generar escasez en cadenas de suministro clave y abrir dudas sobre el futuro de la industria farmacéutica y de transporte. Los anuncios no especificaron si habrá exenciones para socios comerciales estratégicos como la Unión Europea o Japón, lo que añade un elemento de incertidumbre al panorama económico global.