Esta política proteccionista busca reconstruir el sector manufacturero estadounidense, pero reaviva los temores sobre la inflación y las tensiones comerciales globales. Considerada la política comercial más severa desde la imposición de aranceles recíprocos en abril, la medida establece un gravamen del 100% a los productos farmacéuticos de marca, a menos que la empresa esté construyendo una planta en Estados Unidos.

Trump también anunció un arancel adicional del 25% a todos los camiones pesados ensamblados en el extranjero, justificándolo por razones de “seguridad nacional” y para apoyar a fabricantes locales como Peterbilt y Kenworth frente a competidores como Volvo y Daimler. Adicionalmente, se impondrá un arancel del 50% a gabinetes de cocina y tocadores de baño, y un 30% a muebles tapizados. Estas medidas son parte de la ofensiva de Trump para reducir el déficit comercial de Estados Unidos y fomentar la producción local, en oposición directa a la economía abierta y dependiente de las importaciones que el país ha mantenido. Según la Comisión de Comercio Internacional de EE. UU., en 2022, las importaciones, principalmente de Asia, representaron el 60% de todos los muebles vendidos. La intensificación de la guerra arancelaria genera preocupación por su posible impacto en la inflación y en las cadenas de suministro a nivel mundial, mientras la administración busca fortalecer el sector manufacturero con políticas proteccionistas.