El arancel efectivo general de EE.

UU. ha alcanzado un estimado del 19,5 %, la tasa más alta desde 1933.

Esta política no solo afecta las relaciones con China, sino también con aliados tradicionales.

Durante su discurso en la ONU, Trump amenazó con imponer “una serie de aranceles muy fuertes” a Rusia si no llega a un acuerdo para finalizar la guerra en Ucrania, e instó a las naciones europeas a unirse a estas medidas. La estrategia arancelaria también ha tenido un impacto directo en las empresas.

Por ejemplo, la compañía de logística FedEx anticipó que la guerra comercial de Trump tendrá un impacto negativo en sus cuentas anuales de 1.000 millones de dólares, de los cuales 300 millones se destinarán al pago de aranceles. A pesar de estas advertencias, la administración Trump mantiene los aranceles como una herramienta central de su política exterior y económica.