La suspensión del programa "Jimmy Kimmel Live!"

por parte de ABC se ha convertido en un caso emblemático de esta creciente tensión sobre la libertad de expresión.

El presidente Trump declaró explícitamente su postura: "Si están un 97 % en mi contra, sólo me dan mala publicidad y tienen una licencia, diría que tal vez deberían quitarles el permiso". Esta amenaza se produjo en la misma semana en que el programa de Kimmel fue retirado del aire tras comentarios sobre el asesinato de Charlie Kirk, una decisión que, según los artículos, fue impulsada por presiones de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). Varios análisis sugieren que este es parte de un patrón más amplio para someter a los medios, la industria del entretenimiento y las plataformas digitales.

Se menciona que empresas como CBS y Meta han realizado cambios operativos que sientan las bases para una cobertura menos adversa al presidente.

El ex corresponsal de "60 Minutes", Steve Kroft, expresó su temor por la "mentalidad retaliativa" de la administración, afirmando que "claramente están atacando a los periodistas". La Casa Blanca, por su parte, desestimó el caso Kimmel como un "problema de talento" y no de censura. Adicionalmente, se informa que el Pentágono ha impuesto nuevas condiciones que exigen la aprobación previa de artículos periodísticos, incluso si la información no es clasificada.