El embajador de EE.

UU. en Bogotá, John McNamara, afirmó que la decisión "no debería sorprender" al gobierno colombiano y delineó tres condiciones para reconsiderarla: reducir los cultivos ilícitos, incrementar las incautaciones y restablecer "con urgencia las extradiciones de narcoterroristas".

La reacción del presidente Petro fue contundente, calificando la descertificación como "una injusticia, una grosería profunda" y argumentando que EE.

UU. ha fracasado en controlar su propio consumo.

Además, anunció el fin de la dependencia colombiana del armamento estadounidense.