La administración Trump ha escalado radicalmente su ofensiva antinarcóticos en el Caribe, ejecutando ataques militares directos contra embarcaciones sospechosas de transportar drogas. El presidente ha confirmado personalmente la destrucción de al menos tres lanchas, calificando a sus tripulantes de "narcoterroristas" y generando una fuerte reacción de Venezuela y críticas de organizaciones de derechos humanos. Los ataques, anunciados por el propio Trump en su red social Truth Social con videos de las explosiones, han dejado un saldo de al menos 17 fallecidos. El mandatario justificó estas acciones, descritas como "ataques cinéticos letales", como parte de una campaña para impedir que las drogas "envenenen a los estadounidenses" y lanzó una advertencia directa: “¡Atención!
Si transporta drogas que pueden matar a estadounidenses, ¡te vamos a cazar!”.
Esta ofensiva está respaldada por un importante despliegue militar del Comando Sur, que incluye ocho buques de guerra, un submarino nuclear y cazas furtivos F-35B enviados a Puerto Rico.
El gobierno venezolano ha condenado enérgicamente estas operaciones, calificándolas de "asesinatos", "crímenes de lesa humanidad" y una "guerra no declarada", y ha solicitado una investigación formal ante la ONU. La organización Human Rights Watch también se ha pronunciado, calificando los bombardeos como "ejecuciones extrajudiciales", mientras que senadores demócratas han exigido a la Casa Blanca explicaciones sobre la legalidad de usar fuerza letal en lugar de intentar detenciones.
En resumenEl presidente Trump ha iniciado una serie de ataques militares letales en el Caribe contra presuntas embarcaciones de narcotraficantes, acciones que promueve públicamente como parte de una guerra contra el "narcoterrorismo". Esta estrategia ha aumentado significativamente la tensión con Venezuela y ha suscitado serias preocupaciones legales y de derechos humanos sobre el uso de la fuerza letal sin el debido proceso.