Esto incluye recortes significativos al financiamiento externo de Estados Unidos, una reducción del apoyo a organismos multilaterales y la retirada de agencias internacionales. La seguridad en Nueva York se ha redoblado para el evento, especialmente para el martes 23 de septiembre, día en que se espera la presencia de Trump, en medio de un clima de violencia en Estados Unidos tras el asesinato de Charlie Kirk. La asistencia de Trump a la ONU es vista como un barómetro de la dirección de la política exterior estadounidense en su segundo mandato, con un posible aumento de las tensiones institucionales con la organización y sus miembros debido a su postura crítica hacia el multilateralismo tradicional.