La tensión comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China alcanzó un punto crucial con las negociaciones directas entre el presidente Donald Trump y su homólogo Xi Jinping sobre el futuro de TikTok. Tras meses de amenazas de prohibición, ambos gobiernos llegaron a un acuerdo marco en Madrid para que la popular aplicación de videos pase a ser controlada por capital estadounidense, un movimiento que busca apaciguar las preocupaciones de seguridad nacional de Washington. El conflicto se originó a raíz de una ley aprobada por el Congreso de EE. UU. que obligaba a ByteDance, la empresa matriz china de TikTok, a vender sus operaciones en el país o enfrentar una prohibición total. A pesar de su postura inicial, Trump extendió el plazo en múltiples ocasiones, una decisión influenciada, según algunos análisis, por la popularidad de la plataforma entre los jóvenes y su supuesto papel en la victoria electoral de 2024.
El propio mandatario admitió: “odio revelarlo, pero me gusta TikTok”.
Las negociaciones, lideradas por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, culminaron con un preacuerdo que contempla la creación de un consorcio de inversores estadounidenses para controlar las operaciones de TikTok en el país. Entre las empresas mencionadas para formar parte de este grupo se encuentran el gigante tecnológico Oracle y los fondos de inversión Silver Lake y Andreessen Horowitz. El acuerdo final quedó pendiente de una llamada telefónica entre Trump y Xi para confirmar los términos.
Esta disputa se enmarca en una guerra arancelaria más amplia, donde ambas potencias han impuesto gravámenes a sus importaciones mutuas, afectando las cadenas de suministro globales. Las conversaciones en Madrid también abordaron estos temas, buscando una tregua que expira en noviembre.
En resumenLas negociaciones de alto nivel entre EE. UU. y China lograron un acuerdo para la venta controlada de TikTok a intereses estadounidenses, evitando su prohibición y marcando un hito en la guerra tecnológica bilateral. La resolución, impulsada personalmente por Trump, refleja la compleja interacción de intereses de seguridad nacional, económicos y políticos que definen la relación entre ambas superpotencias.