La fuerza operativa incluirá no solo a la Guardia Nacional, sino también a otras agencias federales como el FBI, la DEA y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). El presidente justificó la medida por “la delincuencia que está teniendo lugar” y adelantó que “es probable que después continuemos con Chicago”. La fiscal general, Pam Bondi, afirmó que se implementará el “altamente exitoso” modelo de Washington para “volver a hacer de Memphis una ciudad segura”. Sin embargo, la decisión ha generado controversia, ya que la policía local de Memphis ha señalado que la tasa de homicidios en lo que va de 2025 es la más baja de los últimos seis años, contradiciendo la justificación de la Casa Blanca. Críticos y residentes cuestionan la necesidad de una intervención militar, citando restricciones legales que limitan el uso de fuerzas armadas en tareas de orden público interno. La medida es vista como una continuación de la ofensiva de Trump contra la inmigración irregular y la delincuencia en ciudades administradas por demócratas, a las que ha catalogado como peligrosas.