La tensión entre Estados Unidos y Venezuela ha alcanzado un punto crítico tras la confirmación por parte del presidente Donald Trump de múltiples ataques militares contra embarcaciones venezolanas en el mar Caribe. Estas operaciones, justificadas por Washington como una ofensiva contra el narcotráfico, han sido calificadas por el gobierno de Nicolás Maduro como una agresión directa y el preludio de una posible intervención militar. El presidente Trump ha confirmado personalmente la destrucción de al menos tres embarcaciones en las últimas semanas, calificando a sus ocupantes como “narcoterroristas” y advirtiendo con un tono beligerante: “¡Atención!
Si transporta drogas que pueden matar a estadounidenses, ¡te vamos a cazar!”.
En declaraciones desde el Despacho Oval, mostró imágenes de uno de los ataques y afirmó que las lanchas transportaban “enormes bolsas de cocaína por doquier” y fentanilo. La ofensiva se enmarca en un amplio despliegue militar estadounidense en la región, que incluye buques de guerra, un submarino nuclear y cazas F-35 en Puerto Rico, con el objetivo declarado de combatir al Cartel de los Soles, organización que Washington vincula con el régimen de Maduro.
El mandatario estadounidense ha mantenido una postura ambigua pero amenazante sobre una posible intervención directa, declarando a la prensa: “Veremos qué pasa”. Por su parte, el gobierno de Nicolás Maduro ha denunciado los ataques como una “agresión en toda la línea” y ha acusado a EE.
UU. de fabricar un escenario bélico para justificar un cambio de régimen. Maduro anunció la activación de “frentes de batalla” y advirtió que su país está preparado para la “lucha armada si fuese necesario”.
En resumenLa confirmación de ataques militares por parte de la administración Trump a embarcaciones venezolanas ha elevado la tensión en el Caribe a niveles alarmantes. Mientras Trump justifica las acciones como una lucha contra el narcotráfico y mantiene abierta la posibilidad de una intervención, el gobierno de Maduro responde con denuncias de agresión y preparativos para una defensa militar, deteriorando por completo los canales diplomáticos.