Durante septiembre de 2025, la situación se deterioró rápidamente. El presidente Trump dejó abierta la posibilidad de una invasión, respondiendo a preguntas de la prensa con un “veremos qué pasa”. Su administración desplegó una considerable fuerza naval en el Caribe, incluyendo cazas F-35, destructores y un submarino nuclear, justificando la operación como una lucha contra el narcotráfico y el Cartel de los Soles, al que acusa a Maduro de liderar. En respuesta, Maduro calificó la presencia militar como una “agresión en toda la línea” y anunció la ruptura de los canales de diálogo. “Los dos canales de negociación con Estados Unidos, que en mi anterior rueda de prensa dije que estaban maltrechos, ahora están desechos”, afirmó.

El gobierno venezolano activó la “Operación Independencia 200” y movilizó a 25.000 efectivos militares a sus fronteras y costas.

Figuras clave del chavismo, como Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López, advirtieron a países vecinos como Guyana y Trinidad y Tobago que no presten su territorio para maniobras estadounidenses, amenazando con una respuesta en “legítima defensa”.

La retórica belicista se intensificó con Maduro llamando a las bases chavistas a prepararse para una posible “lucha armada”.