En respuesta, Trump publicó en su red social Truth Social: “¡Si es necesario declararé una emergencia nacional y federalizaré!!!”. El presidente justificó su postura argumentando que la falta de cooperación aumentaría la criminalidad, y afirmó que su previa intervención, al desplegar la Guardia Nacional en agosto, había convertido a la capital en “una de las más seguras”. Este conflicto se enmarca en una ofensiva más amplia de la administración republicana sobre la capital. La Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, aprobó una ley que permite juzgar como adultos a menores de 14 y 15 años por delitos violentos en Washington D.C. Los demócratas criticaron estas medidas como una extralimitación y una maniobra política.

El representante Robert García declaró sarcásticamente: “Si Donald Trump quiere gobernar Washington D.C., debería renunciar a la presidencia y postularse a la alcaldía”. La disputa evidencia la profunda tensión entre la administración federal y el gobierno local sobre la autonomía de la ciudad y las políticas de inmigración y seguridad.