Esta confrontación diplomática subraya la fuerte alianza ideológica y personal entre Donald Trump y Jair Bolsonaro.

La defensa vehemente de Bolsonaro por parte de la administración estadounidense, hasta el punto de amenazar a un socio estratégico como Brasil, demuestra la voluntad de Trump de intervenir en los asuntos internos de otros países para proteger a sus aliados políticos, desafiando las normas diplomáticas tradicionales.